Foto: Gloria Marisela Morán
Por Gloria Marisela Morán
Tomando de ContraPunto
“Mi mamá no mataría a mi hermanita”, es la frase con la que el hijo de Flor la defiende ante la acusación de haberse provocado un aborto
Desde hace ocho meses las bartolinas de la Policía en Sonsonate se han convertido en la estancia de Flor Sánchez, una mujer que luego de tres días de fiebres sufrió un parto prematuro, quedó inconsciente por lo que la llevaron al hospital y del nosocomio pasó a la cárcel. Ella, sus hijos y sus abogados aseguran que es inocente.
Según el relato de la Colectiva Feminista, Flor, después de estar tres días enferma decidió irse a bañar al río en las cercanías de su casa pensando que eso levantaría sus ánimos, sin embargo lejos de mejorar su estado de salud, este empeoró con el parto prematuro que sufrió. Cayó al suelo inconsciente.
Su hijo mayor, de 20 años de edad, al percatarse que había pasado mucho tiempo de la ausencia de su madre fue a buscarla, la encontró desmayada. De inmediato buscó ayuda y la bajaron en una hamaca hacia la calle principal y luego la llevaron al centro de salud más cercano
Flor no reaccionaba, Mardoqueo, su primer hijo, asegura que fue una enfermera la que la atendió y fue ella quien la refirió al hospital de Sonsonate, donde los doctores determinaron que había sufrido un aborto y llamaron a la policía. Fue así que pese a que Flor yacía en coma fue esposada a la cama del hospital acusada de aborto consentido y propio. Ahora ella está siendo juzgada por el delito de homicidio agravado.
Paralelo al traslado de Flor al hospital, vecinos de ella encontraron a una bebé aún con vida y con su cordón umbilical, relacionaron todo y entendieron que era de Flor. La hija de Flor fue trasladada al hospital de Sonsonate y luego al Hospital de Niños Benjamín Bloom donde, días después, murió según consta en el expediente judicial por “inmadurez fetal”.
Flor tiene 35 años y es madre de cinco hijos de 20, 17, 15, 8 y 7 años de edad. Es esta realidad la que lleva a decir a Roberto, el segundo de sus hijos, que “miren cuantos hermanos tengo, mi mamá no hubiera matado a mi hermanita. Si ella fuera culpable ni nosotros estuviéramos aquí”.
La mujer está a la espera de un juicio en el cual conocerá si quedará en libertad o es condenada hasta a 40 años de cárcel por el delito de homicidio agravado en perjuicio de su hija.
Los abogados defensores de Flor alegan que no hay documento alguno que respalde que Flor se provocó el aborto, sino que aseguran que como a muchas mujeres, sobre todo de la zona rural salvadoreña, sufren complicaciones obstétricas por la falta de atención en salud.
Hasta el 2013, la Agrupación Ciudadana por la Despenalización del Aborto, contabilizada a más 40 mujeres en la misma situación que Flor. De igual forma aseguran que entre el año 2000 y el 2011 fueron procesadas 129 mujeres y condenadas 49. La entidad señala que las características de las mujeres que se ven envueltas en este tipo de casos son: jóvenes, de escasos recursos y bajo nivel educativo.
La mirada de una madre
Doña Carmen, madre de Flor, después de saber que la audiencia había sido suspendida. Foto: Gloria Marisela Morán
Para este 18 de marzo estaba programada la audiencia en el Centro Judicial de Sonsonate en la que decidirían el rumbo de la libertad de Flor, antes de la hora de la instalación de la audiencia llegaron la madre, hermanos, amigos e hijos de Flor a las afueras del juzgado, pedían su libertad, aseguraban la inocencia de la mujer de 35 años.
Carteles mostrando su apoyo, consignas y esperanza era lo que se veía afuera de juzgado. Mientras los abogados defensores de Flor entraban al recinro para saber la suerte de la audiencia y de su defendida la incertidumbre se apoderó de doña Carmen, la mamá de Flor.
Más de dos horas sin saber nada de lo que sucedía adentro hacían más larga la espera de la familia, veían la puerta del juzgado con la ilusión de recibir una buena noticia, sin embargo no fue así, porque por la ausencia de varios testigos la audiencia fue reprogramada para el próximo 11 de mayo, un día después del día de la madre en El Salvador.
La noticia no cayó en gracia a nadie, mucho menos a la madre, quien no se contuvo y rompió en llanto, un llanto desolado y amargo acompañado de la frase “yo así ni quiero vivir, prefiero morirme”, en medio de su crisis aseguraba que su hija es inocente y que sus hijos la están esperando en casa, “que tengan compasión y la dejen en libertad”.
La mirada de doña Carmen quedó perdida en la puerta del juzgado donde esperaba ver salir a su hija para abrazarla y ver como se reunía con sus cinco hijos, quienes reiteran que “esto es una injusticia”.