San Salvador 1° de noviembre 2017, Beatriz una mujer que conmocionó a la sociedad salvadoreña, con su decisión y firmeza al defender el derecho a que se le interrumpiera un embarazo inviable que ponía en riesgo su salud y su vida. Hoy se realizará un homenaje en su memoria.
Su caso nos hizo tomar conciencia, como sociedad, de los terribles efectos que puede tener en la vida de una mujer como Beatriz, la legislación que penaliza absolutamente el aborto en nuestro país.
El 7 de septiembre del presente año la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de la organización de Estados Americanos (OEA), reconoció la gravedad de esta violación de derechos admitiendo la demanda que Beatriz interpuso en contra del Estado salvadoreño en noviembre de 2013, por no garantizarle su derecho a la salud y la vida no permitiendo la interrupción de un embarazo que recomendaba el personal médico que la atendía.
Beatriz era una joven que vivía en la zona rural del Bajo Lempa que a los 18 años le diagnosticaron Lupus Eritematoso Sistémico (LES) agravado con nefropatía lúpica y artritis reumatoidea, una enfermedad autoinmune crónica, que daña diversas partes del cuerpo. En 2012 quedó embarazada y a causa de su enfermedad se le diagnosticó hipertensión arterial severa, y preeclampsia grave, condiciones que desencadenaron un parto prematuro teniendo un niño pretérmino con síndrome de distress respiratorio y enterocolitis necrotizante, por lo que debió de estar 38 días hospitalizado. Por miedo a que su hijo no sobreviviera, Beatriz no se esterilizó pues quería ejercer su maternidad.
En 2013, quedó nuevamente embarazada y se agravó su enfermedad, debiendo ser hospitalizada. El Comité Médico del Hospital Nacional de Maternidad, conformado por los 13 Jefes de Especialidades, recomendó que se interrumpiera el embarazo por el riesgo a su salud y porque el producto en gestación era anencefálico, no tenía cerebro y no podía sobrevivir fuera del útero materno.
Beatriz, con apoyo de organizaciones defensoras de Derechos de las mujeres, interpuso el 11 de abril de 2013, un amparo ante la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia en contra del personal médico tratante con el objeto de proteger sus derechos a la vida y a la salud; recurso que tardo 47 días en ser resuelto y fue negativo. También solicitó medidas cautelares a la CIDH, que le fueron concedidas y ante el incumplimiento por parte del Estado, la Corte Interamericana de Derechos Humanos le concedió medidas provisionales y días después el personal tratante le produjo un parto inducido extrayendo una criatura anencefálica que solo sobrevivió cinco horas, como fue diagnosticado.
Beatriz fue sometida a 81 días de tortura física y psicológica, poniéndola en grave riesgo innecesario de empeoramiento de falla renal, agravamiento del lupus y exponiéndola a una preeclampsia grave y posible muerte materna.
Por estas violaciones a sus derecho a la salud y vida y agotados todos los cauces legales en El Salvador, Beatriz el 29 de noviembre de 2013, presentó a la CIDH una demanda al Estado salvadoreño. Siendo acompañada por las organizaciones: Colectiva Feminista para el Desarrollo Local de El Salvador, Agrupación Ciudadana por la Despenalización del Aborto Terapéutico, Ético y Eugenésico de El Salvador; Ipas Centroamérica; y Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (CEJIL). En la demanda se solicitaban medidas de reparación a Beatriz por los daños sufridos, en especial para atender su estado de salud y la de su hijo, así como impulsar cambios legislativos y prácticas estatales que eviten la repetición de situaciones como las que ella vivió.
El 7 de septiembre del presente año la CIDH, declaró admisible el caso mediante informe No. 120/17. En su decisión, indica que los hechos denunciados podrían caracterizar posibles violaciones de diversos artículos de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, de la Convención Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura, y de la Convención Belém do Pará.
Beatriz ya no lo podrá ver, pues el 8 de octubre murió a consecuencia de las complicaciones de su frágil estado de salud. Tuvo un accidente de moto cuando la llevaban a una consulta médica y aunque el trauma cráneo encefálico que sufrió, fue leve el personal de salud que le atendió debió referirle a un Hospital de Primer Nivel teniendo en cuenta sus padecimientos. Pocos días después fue dada de alta, adquirió una neumonía hospitalaria, teniendo que ser nuevamente ingresada de urgencia y su organismo debilitado no lo resistió.
La demanda en la CIDH va a seguir su curso y esperamos que tenga una resolución favorable que contemple:
- El reconocimiento a los derechos por los que luchó, una reparación que permita atender el cuidado de su pequeño hijo huérfano de 5 años de edad.
- Medidas de no repetición para que el Estado realice cambios legales para la despenalización del aborto en determinados casos, el sistema judicial deje de procesar y condenar a mujeres por aborto o problemas relacionados y el sistema de salud aplique protocolos que garanticen la confidencialidad y secreto profesional a mujeres que llegan al sistema de salud por problemas obstétricos.
La valentía y firmeza de Beatriz nos hizo reflexionar sobre las graves consecuencias de la penalización absoluta del aborto que enfrentan muchas mujeres al no poder tener la opción de interrumpir embarazos que ponen en riesgo su vida y su salud, así como el personal médico tratante que ve cómo sus pacientes se agravan o mueren sin poder intervenir. El mayor homenaje que le podemos rendir es tenerla siempre presente y seguir trabajando por la despenalización del aborto por causales.
¡Gracias Beatriz!