Publicado en La Prensa Gráfica
Por: Ana Escoto
Copilco 503
*Escritora y economista radicada en México, D. F.
El 1.º de diciembre se cumplieron ocho meses desde que se solicitó el indulto para 17 mujeres acusadas de homicidio agravado y penas semejantes a partir de las emergencias obstétricas que padecieron. El único caso resuelto por la Corte Suprema de Justicia (CSJ) para que la Asamblea Legislativa otorgara el indulto era el de Mirna.
Mirna hoy está libre, a sus 46 años. Pero esa libertad no es producto de la justicia. Mirna cumplió una pena, que durante 12 años y medio la mantuvo lejos de su familia, su esposo y su hija, quien no murió. Se le acusó de homicidio agravado en grado de tentativa por el juicio comunal y de la policía, al dar a luz en una fosa séptica. Mirna, antes de salir, contaba con condiciones de semilibertad por sus actividades de readaptación y su buena conducta.
La falta de voluntad de los diputados es obvia. Las mujeres no importan. Mirna no importaba. El tema no fue discutido a tiempo. Tal parece que como “de todos modos” iba a salir, el indulto era casi innecesario, cuando en realidad era al menos un resarcimiento moral para una equivocación que destruyó el desarrollo de una mujer y su familia.
El atraso de la CSJ en su resolución y de la discusión en la Asamblea hizo que se creara una falsa dicotomía entre la libertad de Mirna y el indulto. Puesto que si se aprobaba el indulto, se podría retrasar su libertad. Pero desde el 21 de octubre la CSJ trasladó la petición. ¿No era un asunto de urgencia? Los diputados, de izquierda y de derecha, titubean, miedosos, de la polémica de la justicia. Los votos valen más, el marketing para mantenerse en el poder. El que se les pueda asociar como pro abortistas es más fuerte que defender los derechos humanos. Mirna hoy debe estar en su casa, sin ni siquiera un perdón al revés (el indulto significaría que el Estado le perdona sus actos, borrándole su expediente, al menos). Nada le va a devolver 12 años. ¿Está El Salvador dispuesto a “equivocarse” así de nuevo?
Tres días después de que Mirna fue puesta en libertad, el 25 de noviembre, se celebró el Día en contra de la Violencia contra la Mujer. ¿Qué hay de esta violencia atroz de las leyes obcecadas, agravadas por una Asamblea Legislativa negligente con los tiempos? Esto es una prueba más de lo injusto de las instituciones. Si Mirna con el apoyo de la sociedad civil y con varios meses de proceso no logró su libertad de manera bien habida, ¿qué se puede esperar para otras mujeres? ¿Qué tan garantizados están los derechos y la protección de las mujeres que están embarazadas, sobre todo las que están en condiciones de vulnerabilidad social? ¿Cuántas injusticias más tienen que pasar para que entendamos que la prohibición total de aborto es de las peores violencias que sufren las mujeres salvadoreñas?
No, aunque Mirna esté libre, no podemos bajar la cuota a “las 16”, porque su caso sigue siendo uno injusto. Quisiera pedirle voluntad a los servidores públicos, diputados y diputadas que representan a los salvadoreños. Y la CSJ quizá recuerde que el próximo 10 de diciembre es el Día Internacional de los Derechos Humanos. ¿No podrían justicia y humanidad resolver de manera favorable y más oportuna en honor de esta fecha? ¿Es acaso mucho pedir?