Publicado en ContraPunto
Creado en 23 Septiembre 2012
Morena Herrera, feminista, habla de la situación actual del aborto en El Salvador
Por Gloria Morán
SAN SALVADOR – El aborto en El Salvador es sujeto de polémicas por cuestiones morales, judiciales, éticas y de salud. Pero la realidad es que algunas organizaciones feministas abogan porque en El Salvador se apruebe la despenalización del aborto, dado que en la situación lo que se manifiesta es un nivel de injusticia y violencia que llega hasta la tortura, según la ONU.
Las injusticias más graves se han cometido luego que en 1998 se hiciera una reforma al Código Penal y otra a la Constitución al año siguiente, el aborto fue penalizado en todas sus formas.
Morena Herrera, representante de la Agrupación Ciudadana por la Despenalización del Aborto, explica a ContraPunto la situación actual del aborto en El Salvador.
¿Qué es el aborto, qué tipos hay?
El aborto técnicamente es la interrupción del embarazo antes del período del parto. Hay diferentes tipos de aborto, hay espontáneos, que son la mayoría, y el provocado.
¿Ambos son un delito en El Salvador?
En EL Salvador todo tipo de aborto es un delito y aunque no se dice que el aborto espontáneo lo sea, sí se considera un delito, incluso, en esos casos en la práctica -como no se investiga adecuadamente y hay un prejuicio bien grande- terminan condenando a mujeres que lo sufren.
Se habla del aborto terapéutico cuando es realizado por razones de salud de las mujeres o para salvar la vida de una mujer. Es una interrupción debido a la salud de las mujeres, porque en algunos casos hay problemas de salud previos, como una cardiopatía, un cáncer, insuficiencia renal, en las cuales un embarazo viene a comprometer la salud y a veces hasta comprometer la vida de esa mujer. En ese caso se recomienda la interrupción del embarazo.
También hay embarazos ectópicos que son cuando el óvulo fecundado no se aloja en la cavidad del útero, sino que se aloja en las trompas de Falopio o se aloja en el cuello del útero, que representan peligro porque son hemorragias inminentes y en esos casos la indicación medida, científicamente comprobada, es que hay que extirparlo o interrumpir el embarazo, pues éste nunca va a llegar al final.
Luego está lo que en el Código Penal anterior de El Salvador se conocía como aborto sentimental o por razones éticas y es cuando el embarazo es producto de una violación sexual; esto es muy frecuente en nuestro país por los niveles altos de violencia contra las mujeres, unido a eso a los niveles de impunidad.
¿No se permite el aborto en ese caso?
Lo que pasa que hay mujeres que ha sufrido violación sexual y no quieren recordar siquiera por lo que han pasado y la continuación de un embarazo es un recuerdo constante de aquello que pasó.
La Organización de Naciones Unidas (ONU), en su Comisión contra la Tortura ha hecho estudios en Centroamérica y considera que la continuación de ese embarazo es una tortura; sin embargo, en nuestro país, tal y como está la legislación se dice que debe continuarse.
¿Qué se recomienda?
Lo que recomiendan algunas personas es que tengan el hijo y lo den en adopción, dos cosas en eso: no es fácil dar en adopción en El Salvador solo en términos de documentación; la segunda razón es que es una relación muy complicada, porque algunas han de decir “es mi hijo, pero no lo quiero” o “no lo quiero lo suficiente”, porque al mismo tiempo me recuerda un hecho que me ha dolido, que me ha marcado”, entonces no es una salida real.
El planteamiento que nosotros tenemos es que cuando un embarazo sea el resultado de una violación sea la mujer quien decida si continúa el embarazo o no, si ella considera que superará lo difícil de la situación que lo haga, pero el sistema público tiene que ayudarle; si ella dice que quiere interrumpir ese embarazo, que se le otorgue ese derecho y que se lo practique en los servicios hospitalarios públicos.
¿En El Salvador que hace que el aborto siga viéndose como delito?
Yo creo que, en primer lugar, es la falta de compromiso de las instituciones públicas con la salud y con la vida de las mujeres y por otro lado, me parece que las presiones de la jerarquía eclesiástica y algunas organizaciones que tienen mucho poder mediático ha hecho que se constituya en un delito.
El problema es que tenemos una legislación, por un lado, y la vida camina por otro; el aborto es una realidad más extendida de lo que queremos aceptar. El otro problema es el aborto inseguro que ocurre en nuestro país y que el Ministerio de Salud no tiene registro porque, como explicaba el director de Maternidad, antes las mujeres se atrevían a decir si se habían provocado un aborto o si habían sufrido uno y no se lo habían atendido, pero ahora por temor las mujeres no dicen nada, ahora hay un ocultamiento de la realidad y es un problema de las autoridades de Salud.
¿También influyó el cambio en la legislación que se dio en 1998?
Exactamente. El aborto siempre ha sido un delito, pero era no punible solo en esos tres tipos, que falta el eugenésico. Pero desde 1998 es que ha cambiado esa relación, el aborto en nuestras sociedades disminuye en la medida que la ley se flexibiliza, es un problema del que se habla.
Nosotros no defendemos el aborto, defendemos la salud y la vida de las mujeres, defendemos que las mujeres puedan tomar decisiones morales. Las mujeres somos sujetos morales capaces de tomar decisiones responsables, de eso se trata la lucha por la despenalización del aborto, por lo menos creemos que en este momento el gobierno debería de tomar medidas en los casos de aborto terapéutico, por violación y por mal formación congénita del feto, porque en esos casos el gobierno debe presentar a la Asamblea Legislativa una iniciativa de Ley para reformar el Código Penal.
¿Cuál es el papel actual del Estado en torno a este tema?
Es una actitud poco responsable, no solo es renuente. A mi me parece que en este tema el gobierno no está siendo responsable de las graves consecuencias que está teniendo esta legislación y se dejan chantajear, porque no es que desconozcan esta información, las autoridades de salud las saben, el presidente de la República lo sabe.
¿Cuál sería el beneficio de la despenalización del aborto?
Mejoraría las posibilidades de acceso a la salud y el respeto al derecho de la vida; también disminuirá las muertes neonatales, porque las mujeres podrían decir con más confianza los problemas obstétricos que tienen y finalmente mejoraría la justicia y la democracia; el problema de la penalización absoluta del aborto es de democracia, de salud pública y de justicia social que afecta sobre todo a las mujeres que viven en situación de pobreza.
Según sus investigaciones ¿Cuántas mujeres han sufrido injusticias a causa de la penalización absoluta del aborto?
Nosotras hemos encontrado como 130 casos, en total, pero no hay seguridad de que sean todas. Lo que pasa es que acá se cambia la especificación del delito, inician con la acusación de aborto y luego la pasan a homicidio agravado, ahí es donde se encuentran las condiciones de injusticias lacerantes.
Una de las mujeres en esta situación tiene 27 años y la acaban de condenar 40 años de cárcel, porque el embarazo, que aun no hay claridad de su tiempo y podría haber tenido 26 o 28 semanas, pero en ningún caso es embarazo de termino; sin embargo el juez la condenó como embarazo de término, acusándola de homicidio agravado.
Esta muchacha tiene un hijo de siete años que está solo afuera ¿de qué seguridad hablamos? Si están condenando a las mujeres a esas penas tan horribles y a los criminales no lo hacen; acá hay una gran impunidad con los agresores de las mujeres.
Pero como ella son alrededor de 24 mujeres las que hemos encontrado en esta situación, aclaramos que puede haber más. Estamos estudiando la sentencia y los expedientes de cada una porque ya hemos demostrado en varios juicios que hay errores judiciales por las cuales han sido condenadas.
¿Cuántas mujeres han sido liberadas luego de que han demostrado los malos procedimientos judiciales?
Nosotras hemos sacado seis mujeres, pero en cada caso es distinto; sin embargo en varios casos se confirma que ha habido errores judiciales y que son condenas fáciles porque no tienen una buena defensa; son mujeres que pasan años en la cárcel injustamente, salen de la cárcel después de siete u ocho años y nadie les indemniza por esa injusticia cometida en contra de ellas, cada una sale solo con la bolsita que tienen y sin nadie que vele por ellas.