Morena Herrera (*)
SAN SALVADOR – Cuando era periodista, Mauricio Funes se mostraba una persona interesada en abrir el debate aún sobre los temas más polémicos, se informaba y buscaba la expresión de diferentes posiciones ante los problemas. Esto también ocurrió cuando se cambió la ley penal sobre aborto y se estableció una reforma constitucional que ha pretendido poner candado a cualquier modificación al respecto.
Su posición parecía favorable a flexibilizar la ley a favor de los derechos de las mujeres, incluso, cuando cambió la ley en el Distrito Federal de México, expresó que si la vida de su esposa estuviera en peligro por un embarazo, él estaría de acuerdo con la interrupción.
Hoy una mujer enfrenta el peligro de morir, padece enfermedades cuya gravedad se agudizan con el embarazo. El embarazo es anencefálico, lo que significa que el feto no tiene cerebro, mal formación que es incompatible con la vida extrauterina. Beatriz ya sabe que su criatura no podrá vivir. Ha pedido a los médicos la interrupción. Su diagnóstico médico indica alta probabilidad de muerte materna.
La Fiscalía ha manifestado al Ministerio de Salud que la interrupción es un delito, en tal caso procederían penalmente. Incluso llamaron a Beatriz para decir que iría a la cárcel si le hacen el procedimiento.
El personal y las autoridades de salud tienen temor a ser criminalizados. Pero hay otro temor para hablar abiertamente del tema, es la censura presidencial respecto a esta problemática. Esta censura puede ser cierta o no, pero funciona como un rumor a gritos en los pasillos de los hospitales, “si expresamos nuestra opinión, el Presidente nos llamará la atención”. De esta manera se ven limitados para hacer lo que les corresponde en este caso: aplicar los procedimientos adecuados para salvar la vida de su paciente.
En el 2009, para que llegara el gobierno del cambio, tuvimos que vencer una fuerte campaña de miedo impulsada por los grupos más conservadores de este país. Cuatro años después los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres siguen esperando. Beatriz espera cada día mientras su embarazo avanza y su vida entra en una situación más crítica. ¿La dejarán morir? ¿Seguiremos igual Señor Presidente?
(*) Columnista de ContraPunto