Beatriz luchó por vivir
El 8 de octubre de 2017, en horas de la mañana, Beatriz, falleció. Ella es la mujer que conmovió al mundo y movió nuestras ideas cuando en 2013, en su lucha por vivir, solicitó al Estado salvadoreño interrumpir su embarazo, el que además de inviable, ponía en riesgo su vida.
A dos años de su muerte es pertinente recordar al Estado salvadoreño las violencias que ejerció contra ella, al no permitirle interrumpir un embarazo, a sabiendas que el feto no sobreviviría por mucho tiempo fuera del útero y que restaba salud y vida a Beatriz. Además, negarle la atención médica de calidad cuando tuvo el fatal accidente.
Los hechos
El miércoles 4 de octubre de 2017, mientras se conducía en una motocicleta tuvo un accidente de tránsito, que días después le provocó la muerte. Ella venía saliendo de la comunidad, en la que residía con su familia, en Jiquilisco. Inmediatamente después del accidente fue llevada al Hospital Nacional de Jiquilisco, donde la internaron por un “trauma encéfalo craneal leve”. Ese día, logramos comunicarnos con ella y con su madre. Horas más tarde, fue trasladada al Hospital Nacional de Usulután, luego de que el otro hospital se inundará a raíz de las lluvias provocadas por la tormenta tropical “Nate”.
De acuerdo a los exámenes médicos, que le realizaron en ambos hospitales, Beatriz no tenía ninguna fractura, es por ello que recibió el alta. Dos días después del accidente, Beatriz tuvo dificultades respiratorias. Era de noche y su familia la llevó al Hospital de San Miguel. Ahí tuvo dos paros cardíacos, producto de la neumonía nosocomial que adquirió ya que, al padecer lupus eritematoso sistémico, sus defensas eran bajas. El Instituto de Medicina Legal determinó que la causa del deceso de Beatriz fue neumonía nosocomial y lupus eritematoso sistémico.
A Beatriz le volvió a fallar el Estado
A Beatriz, por segunda vez, el Estado volvió a fallarle. El sistema público de salud no le aseguró una atención de calidad, ni comprendió su condición, así como no lo hizo en 2013, año en que los médicos de la red pública no interrumpieron su embarazo “por temor a ser sancionados penalmente”. Por su parte, la Sala de lo Constitucional no brindó una respuesta oportuna ni efectiva para proteger los derechos de Beatriz, a quien bajo el amparo de las medidas ordenadas por la Comisión y la Corte Interamericanas de Derechos Humanos, le practicaron una cesárea, en la semana 26 de embarazo.
Nos causó impotencia saber que el Estado nuevamente le falló, al no garantizar su salud, a pesar de su padecimiento. En noviembre de 2013, la Colectiva Feminista, Cejil e IPAS acompañaron y asesoraron a Beatriz para que demandara al Estado salvadoreño, por no permitirle practicarse un aborto terapeútico y por todas la violaciones que ella y su familia sufrieron durante 81 días, tiempo que duró el proceso de solicitud de interrupción del embarazo. Tal y como advirtió el reporte médico, el feto de Beatriz sobreviviría poco tiempo fuera del útero y la no interrupción del embarazo afectaría la salud y calidad de vida de Beatriz. La demanda, presentada ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, procura evitar que otras mujeres salvadoreñas repitan el mismo calvario que vivió Beatriz. Por la importancia del caso y lo que significa para las mujeres salvadoreñas, esta demanda fue tramitada de manera rápida por este órgano. Actualmente, el caso se encuentra en la fase de admisibilidad.
Desde la Agrupación Ciudadana y de la Colectiva Feminista recordamos a Beatriz con mucha admiración y cariño, seguiremos adelante buscando justicia por ella y por todas las mujeres a las que el Estado salvadoreño les ha fallado.
DATO DE INTERÉS: Beatriz García padecía de Lupus eritematoso sistémico discoide, que se agravó con nefritis lúpica, una enfermedad incurable, que afecta múltiples órganos. Tenía 22 años cuando quedó embarazada por segunda vez. Su embarazo era de alto riesgo. Aunque ella y su esposo solicitaron interrumpir el embarazo, después de que un dictamen médico indicará que el feto sobreviviría pocos minutos fuera del útero, los magistrados de la Sala de lo Constitucional la obligaron a continuar con su embarazo. Esto no solo la puso en riesgo de morir sino que acortó su tiempo y calidad de vida, ya que producto de este embarazo desarrolló una enfermedad renal.
“Beatriz pudo haber muerto en ese momento, pero llevó consigo secuelas físicas y cargó con una cicatriz emocional que no se borró nunca ”: Doctor Ortiz Avendaño.